viernes, 31 de diciembre de 2010

Porqué tienes que perdonar - Ann Shields


Artículo tomado de la revista El Católico de  la Diócesis de San Agustín, y escrito por la Hermana Ann Shields, al iniciar nuestro primer día del año 2011 éste gran ejercicio espiritual, de paz y reconciliación:

Porqué tenemos que perdonarnos unos a otros?  Acaso no hay muchas cosas que son imperdonables?

Perdón es uno de esos temas acerca del cuál preferimos no hablar, porque pocos piensan pueden vivir una vida de verdadero perdón.  Creemos que podemos perdonar las cosas pequeñas, un comentario poco amable, un olvido en la lista de invitados, una falla en pagar una pequeña cantidad prestada de dinero, un gesto generoso ignorado por el que la recibió.  Pero es difícil imaginar el perdonar cosas mayores, nuestra reputación o nombre seriamente desprestigiado por rumores falsos, una pérdida o negación de trabajo debido a malos comentarios, dinero perdido debido a práctica de negocios injustos, divorcio, fallecimiento de seres queridos debido a mala práctica médica, accidentes fatales, asesinato.  Cómo podemos perdonar algo así?

Jesús nos enseño a orar (en parte) “…perdona nuestras ofensas asi como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.  En otras palabras, esto es lo que pedimos a Dios cada vez que rezamos el Padre Nuestro.  “Señor, yo deseo que me perdones, asi como yo perdono a los otros.”  Lo haces?  Deseas que Dios te trate en la manera que tú tratas a los demás, cuándo tú has sido ofendido, ridiculizado, traicionado? 

Aquí es donde el verdadero discípulo es separado del que solo sigue indicaciones.  Los que solo siguen las indicaciones, son los llamados Cristianos, pero el Evangelio que siguen es solo el de ellos mismos.  Desean ser parte de las personas Cristianas, pero deciden escoger sus propias reglas o escogen cuál de los mandamientos de Dios les gustan y cuáles deciden ignorar.

Recuerda, que cuando Dios te pide que perdones, El ya nos ha perdonado muchísimas veces.  El nos ha enseñado al ser el primero en perdonar a sus enemigos – Esos que lo calumniaron, persiguieron e insultaron públicamente una, otra y otra vez.  Inclusive en medio de la más extrema tortura y agonía, El le pide a su Padre el perdonarlos “Porque no saben lo que hacen”.

Pero, secundariamente, el Señor hace, cada vez que venimos a El arrepentidos, nos perdona completamente e incluso más, perdona nuestros pecados! Sabías eso?  Mira en éste pasaje de Isaías:  Yo soy quien borró tus rebeliones por amor a mí mismo y no recordaré tus pecados”. (Isaías. 43:25)

Donde estaríamos si Dios no nos perdona completamente?  Estaríamos perdidos.  Quién podría cargar el peso de sus pecados?  Ninguno de nosotros podría.  Pero Jesús perdona y borra nuestros pecados.  El nos libera al morir en la cruz.

Primeramente necesitamos humildad para reconocer nuestros pecados y buscar perdón.  Una vez que haces eso, Dios borra nuestras rebeliones y podemos comenzar de nuevo.

Luego El nos dice: “ Ahora, que has sido perdonado, perdona a los otros como Yo te he perdonado.”

El acto de perdonar a esos que nos han ofendido, se convierte en un acto de caridad y gratitud en la muerte de Cristo y su resurrección.  Pero, quizás te digas “de ninguna manera!” Eso es demasiado duro.  Y lo es si intenta hacerlo bajo su propia voluntad.  Entonces trata esto:


  1.   .  Ve hacia Dios humildemente y agradecele por su compasión
  1. 2.  Pídele la gracia y la fuerza para perdonar a otros y El te los concederá

Ejercicio espiritual:

Déjenme darles dos pasajes para rezar y aplicarlos a nuestra vida personal:

Mateo 5:23 “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y alli te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja alli tu ofrenda delante del altar, y anda, reconciliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda."

Mateo 18:15 “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando  tú y él solos.  Si te oyere, has ganado a tu hermano”

Hay tanto que enseñar en estos dos pasajes, por ahora deseo que notes algo de estos versos que hemos mencionado:  En el primero, tú te acercas.  Esto es tú tomas la iniciativa.  Eso, es algo fácil de comprender.  Pero, mira en el segundo pasaje:  Nos dice que si has sido ofendido (en otra palabras, una ofensa muy grave) igualmente tenemos que tomar la iniciativa para una reconciliación.  (No esperar en una esquina, pensando en la responsabilidad de la otra persona).  En resúmen, si tú has pecado, te acercas y tratas de iniciar una reconciliación y si has sido ofendido, vé y trata de buscar la reconciliación igualmente.  No hay espacio para otro movimiento.  Y Dios nunca pide algo de nosotros sin darnos primero el poder para ejercitarnos.  Entonces, la primera cosa que tenemos que hacer cuando hemos sido ofendidos en alguna manera, es pedir a Dios por paz y sabiduría para tomar la iniciativa.  (Y si realmente funciona, los dos Uds. deben reencontrarse a lo largo del camino.)  Eso es lo ideal.

Francamente hermanos y hermanas, Yo deseo experimentar el perdón de Dios.  Si el precio por esto, es que tengo que perdonar a los otros, entonces que Dios me de la gracia para hacer eso.

“Perdón no es lo contrario a lo justo, es lo contrario al resentimiento y la venganza:  Juan Pablo II

Un discípulo de Jesús le preguntó: "¿Maestro, cuántas veces he de perdonar a mi hermano? ¿Siete veces?" "Siete veces no, setenta veces siete", le contestó Jesús. Perdonar es un don de Dios. La oración sincera, procedente de un corazón limpio de pecado, ayuda a "desmantelar" la ofensa, a perdonar al que nos hirió.


1 comentario:

Pilar Sanchez dijo...

Maria Juanita
Hermosas palabras de Ann Shields que has publicado y me traen a la memoria esa frase tan conocida "errar es humano, perdonar es divino", además, la paz que experimenta el que perdona es esencial para vivir feliz.
Gracias por recordarnos con este artículo la importancia del perdón.